martes, 5 de mayo de 2015

LOS MACABROS LOS ATAUDES DESLIZANTES DE LA ISLA OISTIN


Barbados es un Estado soberano insular que se encuenrta entre el mar Caribe y el océano Pacífico. El territorio fue colonizado en un principio por el Reino de España en el siglo XV pero durante el siglo XVII la Corona de Inglaterra la convirtió en territorio anglosajón. En 1966 se declaró independiente, el mismo año ingresó en la ONU.


Su forma de estado es la de una monarquía constitucional, con la reina de Inglaterra como soberana, el gobernador general Elliot Belgrave es su representante en la isla. Su población se acerca a 300.000 habitantes y la religión mayoritaria es el protestantismo. La lengua oficial es el inglés.


Bandera de Barbados

La historia en cuestión se encuentra en la isla Oistin durante el principio del siglo XIX. Las Barbados era un punto crucial para los Ingleses, tanto para su control del océano Atlántico como por sus explotaciones azucareras cuya mano de obra eran esclavos.


En 1807 Thomasina Goddard falleció y fue enterrado en el pateón familiar, una sólida construcción levantada con grandes bloques de coral unidos con cemento, meses más tarde en febrero de 1808 muere una niña llamada Mary Ann Mary Chase y también es enterrada en el mismo panteón familiar. Hasta aquí no sucedería nada extraño pero los acontecimientos venideros crearían el mayor misterio del país hasta la fecha.


En 1812 otra muerte sacude la familia. La hermana mayor de Mary Ann Mary Chase, Dorcas Chase, se suicidó y fue llevada al panteón familiar para ser enterrada en julio de aquel año. Los enterradores llevaron el féretro hasta el panteón familiar, levantaron la pesada losa de mármol y abrieron el panteón para depositar el ataud de Dorcas Chase. Cuando entraron allí su sorpresa fue máxima. El ataud de Mary había sido movido al rincón opuesto que ocupaba y que el de la señora Goddard había sido empujado contra la pared. Hay que mencionar que los féretros no se encontraban profanados pues eran pesados y tenían un revestimiento de plomo. Los enterradores y la familia no dieron crédito a lo que veían, colocaron en sus lugares originales los ataúdes y dejaron a Dorcas Chase en el suelo para después cerrar de nuevo el panteón,



Los familiares y los testigos que presenciaron el suceso no se podían creer lo que habían visto por lo que desarrollaron dos teorías, la primera bastante absurda pues culpaban del desplazamiento de los pesados ataúdes, recubiertos con plomo, a corrientes de aire. La segunda era que alguien había entrado en el panteón y movido los ataúdes. La familia Chase miró con mucho recelo a los esclavos negros que explotaban los campos de azúcar. Pero está explicación no convenció a todos los miembros de la familia, los esclavos eran muy supersticiosos y siempre afirmaban no saber nada sobre el suceso.


Aún había muchas dudas sobre qué o quién podría haber movido los ataúdes cuando el patriarca de la familia, Thomas Chase, murió el 9 de agosto de 1812. Como a los otros miembros, fue llevado hasta el panteón familiar. En esta ocasión los familiares y testigos respiraron aliviados, los ataúdes seguían en su sitio. Cuatro años más tarde, concretamente el 25 de septiembre de 1816, un niño llamado Samuel Brewster Ames falleció y fue llevado al panteón para que sus restos mortales reposasen allí. Esta vez cuando abrieron la losa de mármol se volvieron a encontrar los ataúdes estaban de nuevo desordenados. Los esclavos fueron culpados al instante, los cuales salieron corriendo aterrados culpando a espíritus oscuros del suceso. Finalmente los ataúdes fueron colocados en sus sitios originales de nuevo.


El panteón permaneció cerrado hasta el 17 de noviembre de 1816 que se trasladó el cuerpo del padre del muchacho que se encontraba en el cementerio de St Philips al panteón de los Chase. Una gran multitud se congregó para ver en que posición se encontraban los ataúdes una vez que abriesen de nuevo la losa del panteón. En esta ocasión no solo todos los ataúdes habían cambiado de lugar si no que el de la señora Goddard (la primera en ser enterrada) estaba roto y desplazado a la pared opuesta y el resto desperdigados sin sentido por el suelo, El resto de panteón se encontraba en perfecto estado, ni marcas en el suelo, en las paredes o el techo,


La fama del suceso se extendió por toda Europa y muchos fueron los que se interesaron por los ataúdes de las Barbados y fueron a la isla para saber más de la historia tanto que el gobernador de Barbados, el vizconde de Combermere, asistió junto a un centenar de observadores a la apertura del panteón el 17 de julio de 1819 tras la muerte de Thomasina Clarke. Cuando lo abrieron observaron como los ataúdes estaban de nuevo desordenados. Esta vez investigaron el lugar exhaustivamente sin encontrar de nuevo ninguna prueba ni indicio de profanación. Se volvieron a colocar en su sitio y se cerro el panteón con el sello del vizconde y de dos funcionarios en el cemento,


Vizconde de Combermere

No fue hasta el 18 de abril de 1820 que el panteón volvió a ser abierto, el lugar no había sido utilizado desde la ultima vez. El vizconde de Combere junto con el "Honorable" Nathan Lucas, el mayor J. Frinch y el señor Rowland Cotton, el señor R. Bowcher Clark y el reverendo Thomas Oderson que junto con algunos esclavos negros se dirigieron al cementerio para abrir el panteón. Al encontrarlo sin ninguna modificación en el exterior pensaron que el interior se encontraría del mismo modo. Cuando abrieron la losa el rostro se les tornó pálido pues los ataúdes se encontraban esparcidos por el suelo, el de Mary Ann se encontraba empotrado en la pared del fondo (el muro había sufrido daños). El vizconde y sus compañeros no daban crédito a lo que veían, no encontraron ninguna prueba ni rastro de profanación alguna. 

Más tarde el honorable Nathan Lucas escribió estas palabras sobre un suceso que a día de hoy aún no se ha resuelto:

"Examiné los muros, el arco y toda la bóveda: todo era igualmente antiguo; un albañil, en mi presencia, golpeó minuciosamente el suelo con un martillo: todo era sólido. Confieso que no puedo explicar los movimientos de esos ataúdes de plomo. Ciertamente, no se trata de ladrones, y en cuenta a broma pesada o truco, hubiese sido necesaria la participación de demasiada gente y el secreto hubiera sido descubierto; y en cuanto a que los negros hayan tenido que ver, su miedo supersticioso a los muertos y a todo lo que con ellos se relaciona, excluye cualquier idea de esa clase. Todo lo que sé es que ocurrió y que yo fui testigo del hecho"


Tras esto, los ataúdes fueron sacados de la bóveda y trasladados a otros sitios del cementerio. No se sabe qué o quién era lo que movía los ataúdes mientras se encontraban encerrados en el panteón. Se habló de pequeños seísmos, esclavos negros con afán de venganza o bromistas. Todas ellas fueron desechadas debido a la falta de pruebas.


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